sábado, 17 de enero de 2009

POEMA DE LA PARTIDA

Heme aquí doblegado ante el sonido lejano de la campana que atraviesa todo

Has llegado esta noche, morderás mis labios, te irás y el consuelo será un alfiler que debo tomar del suelo con las uñas recién cortadas
Anegado como llanura estéril que solo sabe de interminables soles, de semillas tardías y sequías tempranas

Pero se de tu invierno, tu tormenta ha bañado mi ansia, mi sexo. Eres una morita dulce y quiero de ti tu estela, lo poco que escurre.
Así, soy el horizontal ocaso en el que vertical te dejas caer; así soy la vertical sombra que te ve extensa en un horizonte inalcanzable

Pero tal vez te ame, quiero que llegues, me uses y te marches.

Al igual que la cometa surca el cielo con un viento y se va con otro.
Amo tu ausencia, tu llegada, amo sufrir y luego verte; amo la sensación de no poseerte siempre

Porque es en el abandono cuando todo lo que se ama nos pertenece, y en la pertenencia cuando todo lo amado es inadvertido

Por eso hoy debes irte, irte y volver jamás, irte y volver tal vez, volver quizás, irte y decir algunas palabras sucias que abandonen, que desesperancen.

Después de todo necesitas herirme para volver a sanar mis heridas, eres adicta a la compasión

Quiero extrañarte toda, morirte, pero sigues ahí.
Y te arremolinas sobre mí y esta vez quieres volar conmigo

Atravesar el miedo a lo fortuito y enterrarse por siempre en una razón para ser uno a la vez.

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